Cuatro hombes deambulan por una gran ciudad sin, aparentemente, conocerce. Uno quiere organizar una fiesta para su hermano en la catedral de la Almudena, al mismo tiempo que piensa en hacerse cura. Otro escucha voces extrañas a través de una de las paredes de su piso. El otro mantiene una relación con una mujer sin rostro, y el último intenta que le sellen unos papeles en algún sitio, sin saber para qué. Poco a poco, esa falta de vínculo entre ellos se vuelve conexión y se desvela un misterioso pasado que los llevará a planear un robo en una nave industrial.
Dispongo de barcos es la tercera película de Juan Cabestany (El asombroso mundo de Borja Mari y Pocholo, Gente de mala calidad), un experimento de 68 minutos de duración, 'hecho a mano', como indican los títulos de crédito finales, protagonizado por Antonio de la Torre, Roberto Álamo, Andrés Lima y Diego París.
El film, una comedia surrealista que habla de la soledad, la incomuniación y la exclusión social en la que viven sumidos los cuatro protagonistas, todos ellos con evidentes problemas de conducta, sumado a la original estética proporcionada por los contrastes de luz y texturas provocados por estar rodado con cámara digital en continuo movimiento, dan lugar a una de las mejores películas españolas de culto de los últimos tiempos.
Sólida en su fondo y en su forma, su único handicap es el limitado estreno en nuestras salas, todo un impedimento para llegar a un mayor número de espectadores.
Puntuación El Rotoscopio: 9/10
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