¡Átame¡

El cine de Almodóvar se ha ido refinando con el tiempo. De eso no hay duda. Hoy en día es casi impensable que el director de Volver o Los Abrazos Rotos sea el mismo que, hace ya más de dos décadas, rodó una lluvia dorada con Alaska como protagonista en su ópera prima (Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón) o introdujo un buceador en la vagina de Victoria Abril en la película que hoy nos ocupa (bueno, esta imagen sí que la podemos imaginar porqué aparece muy parecida en Hable con ella, con el corto del Amante Menguante).

Pero dejémonos de prolegómenos y pasemos al meollo: Átame. Con este título podemos deducir, más o menos, de que va la película. Aunque no lo parezca es una historia de amor. Amor enfermizo, que pasa por el secuestro y la retención. Un amor que busca convencer al otro de que acabará amándote. Con violencia. Pero al fin y al cabo amor.

La trama sería la siguiente: Antonio Banderas es un joven al que dejan libre en el psiquiátrico donde estaba interno. Enamorado de una ex actriz porno (Victoria Abril) con la que ya se acostó en el pasado, decide secuestrarla en su propia casa (la de ella, se entiende) para que ella vea que él es el hombre que desea. El decide colmarla de atenciones yéndole a comprarle la droga que necesita para paliar el dolor que sufre a raíz del primer encuentro de la pareja, y él opta por atarla cada vez que abandona la casa. El hecho de ser atada poco a poco se acaba convirtiendo en un acto íntimo entre los dos, un punto de confianza.

Se acabaron las riñas conyugales...

La película me ha parecido muy bonita y políticamente bastante incorrecta. Las interpretaciones están a la altura de las circunstancias y se disfrutan mucho, especialmente las apariciones de Loles León y Rossy de Palma.

Átame es, en definitiva, un clásico de Almodóvar, de los buenos, y por lo tanto un clásico del cine patrio y una cinta de obligatorio visionado.