martes, 15 de diciembre de 2009

A la deriva

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La distancia que separa el cine de Ventura Pons de mi sensibilidad y comprensión cinematográfica están cada vez más lejos. Y es que este fin de semana, aprovechando que dos cines de la capital catalana ofrecían las dos primeras sesiones de su película gratis, volví a darle una nueva oportunidad, y todo y que tomé asiento con espectativas positivas, al final salí con la misma indiferencia de siempre.

Todo y no ser una especial seguidora del cine del realizador barcelonés, hubo un tiempo, quizá cuando empecé a tomar conciencia de mi cinefilia, en el que me gustaban mucho las películas de Ventura Pons. El perquè de tot plegat fue la primera, a la que siguieron Actrius, Carícies, Amic/Amat, o mi favorita de entre todas sus películas Morir (o no). A partir de aquí, o yo divagué o el divagó, y dejé de encontrar interesante cualquiera de las historias que vinieron después.

Hace unos meses estrenó A la deriva, su último trabajo protagonizado por Maria Molins, Roger Coma, Albert Pérez y Fernando Guillén.


La película cuenta la historia de Anna, una chica que vuelve a Barcelona después de pasar unos años en un pueblo de África como voluntaria de una ONG, y se pone a trabajar como guarda de seguridad en un exclusivo centro de salud barcelonés. A los dos días, Anna se separa de su marido y aquí empieza su declive particular. Se pone a vivir en una caravana y empieza a mantener relaciones con uno de los enfermos del centro donde trabaja, mientras sigue obsesionada con sus experiencias africanas.


Ventura Pons hace aquí una nueva immersión en el comportamiento humano, y en el laberinto de las emociones que unen y separan a la protagonista y su amante enfermo, así como con el resto de personajes. Pero como siempre, el sexo es el principal medio que utiliza para mostrarle al espectador las relaciones y los estados anímicos de éstos, un recurso ya común en todas las películas de Pons.

La película, de escasos noventa y cinco minutos (aunque hay a quien se le puede hacer larga), es bastante flojita en general. Las interpretaciones están ajustadas y ninguno de los actores sobresale, el guión es algo pobre y la historia deja algunos vacíos que no se resuelven.

Finalmente, hay que destacar la breve y estúpida presencia de Boris Izaguirre, encarnando a un prestigioso escritor internado en la clínia de salud. No aporta absolutamente nada e incluso chirría con el resto del cásting.

En resum, resulta una película fácilmente olvidable y senzillamente innecesaria.

Puntuación El Rotoscopio: 3/10
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2 comentarios:

Soyyoeldani dijo...

Pues suerte que era gratis.... Ahora ya sabenmos porqué!

Esta es de las típicas que me llamaban la atención 0, y se van a quedar como una interesante reseña en el Rotoscopio, porque de aquí no pasa...

tidusin dijo...

estoy enamorado de este actor desde hace mil! cuando salia en una serie de TV3 haciendo de hijo de la Lloll creo que era, jajaja

Siendo de Ventura Pons, seguro que hay carne, no? :P

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