Para conseguir que una película sea un éxito en taquilla se necesitan los siguientes ingredientes:
1 presupuesto bajo, muy bajo, contra más bajo mejor
3-4 actores desconocidos, a poder ser amateurs y no excesivamente de gran talento
1 cámara digital doméstica
1 casa, caserón o pisito dúplex con varias dependencias
Cuando se haya conseguido todo esto, será el momento de escribir el guión, cuya base argumental ha centrarse en el universo de lo paranormal, incluir muchos gritos, muchos ruiditos y pocos diálogos. Los diálogos, a su vez, han de ser insustanciales y simples, sin frases subordinadas que puedan perder la atención del futuro espectador.
Una vez obtenidos todos los elementos, será un joven e inexperto realizador el que se encargue de sacarles partido, lo que dará lugar al taquillazo del año. Solo será necesario mover el resultado de un lado al otro hasta que un afamado productor cinematográfico le eche el ojo y decida invertir en la producción de copias para su distribución mundial.
Estoy segura que ahora todos estáis pensando en dos películas que cumplen con estas características: The Blair Witch Project, el pelotazo de Daniel Myrick y Eduardo Sánchez en 1999, y Paranormal Activity, el actual fenómeno de taquilla en Estados Unidos, dirigido por el desconocido Oren Peli, y que ha llegado a nuestras pantallas hace unas semanas.
Paranormal Activity tiene varios peros, y el más grande es que no aporta nada nuevo, porque su predecesora en el género de la 'película doméstica del grito' ya nos lo mostró todo: ruidos en la oscuridad de la noche, movimientos de cámara que no se sostienen fijos ni tres segundos seguidos, actores poco creíbles que hacen lo que pueden para que nos creamos que la historia es real...
El film, protagonizado por dos mediocres actores a los que no les auguro mucho futuro en el cine, (como les pasó a los protagonistas de The Blair Witch Project) tiene una duración aproximada de una hora y treinta y siete, de los cuales sobra una hora y veinte. La historia cuanta las vivencias paranormales que sufre una pareja joven que vive en una casa de un pueblucho de los Estados Unidos de América.
Una puerta que se abre y se cierra, ruidos desconocido, huellas no identificables, una lámpara que se mueve sola, un experto en fenómenos paranormales, una güija que arde sola, o profesiones como 'demoniólogo' o 'exorcista', son las pocas perlas de esta chorrada de película que va perdiendo credibilidad desde el minuto 1.
Para los amantes de este género o los curiosos que quieran ir a verla, destacar que el primer momento de tensión llega a la media hora de película, y que todo el resto está condensado en los últimos veinte minutos. El resto de metraje es realmente malo, aunque sorprenda un final totalmente inesperado.
Que la película se haya convertido en un fenómeno quizá se deba al nuevo público adolescente que cuando se estrenó The Blair Witch Project todavía era niño y ahora ve este film como una auténtica novedad 'de miedo casero', pero ya os digo que como producto, para los que vimos la anterior, no tiene ningún interés.
Puntuación El Rotoscopio: 2/10
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Estoy segura que ahora todos estáis pensando en dos películas que cumplen con estas características: The Blair Witch Project, el pelotazo de Daniel Myrick y Eduardo Sánchez en 1999, y Paranormal Activity, el actual fenómeno de taquilla en Estados Unidos, dirigido por el desconocido Oren Peli, y que ha llegado a nuestras pantallas hace unas semanas.
Paranormal Activity tiene varios peros, y el más grande es que no aporta nada nuevo, porque su predecesora en el género de la 'película doméstica del grito' ya nos lo mostró todo: ruidos en la oscuridad de la noche, movimientos de cámara que no se sostienen fijos ni tres segundos seguidos, actores poco creíbles que hacen lo que pueden para que nos creamos que la historia es real...
El film, protagonizado por dos mediocres actores a los que no les auguro mucho futuro en el cine, (como les pasó a los protagonistas de The Blair Witch Project) tiene una duración aproximada de una hora y treinta y siete, de los cuales sobra una hora y veinte. La historia cuanta las vivencias paranormales que sufre una pareja joven que vive en una casa de un pueblucho de los Estados Unidos de América.
Una puerta que se abre y se cierra, ruidos desconocido, huellas no identificables, una lámpara que se mueve sola, un experto en fenómenos paranormales, una güija que arde sola, o profesiones como 'demoniólogo' o 'exorcista', son las pocas perlas de esta chorrada de película que va perdiendo credibilidad desde el minuto 1.
Para los amantes de este género o los curiosos que quieran ir a verla, destacar que el primer momento de tensión llega a la media hora de película, y que todo el resto está condensado en los últimos veinte minutos. El resto de metraje es realmente malo, aunque sorprenda un final totalmente inesperado.
Que la película se haya convertido en un fenómeno quizá se deba al nuevo público adolescente que cuando se estrenó The Blair Witch Project todavía era niño y ahora ve este film como una auténtica novedad 'de miedo casero', pero ya os digo que como producto, para los que vimos la anterior, no tiene ningún interés.
Puntuación El Rotoscopio: 2/10
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1 comentario:
Otra que no me dice nada... pero nada nada nada!!!
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