lunes, 28 de febrero de 2011

Oscars 2011: de cuando Anne Hathaway se comió a James Franco y el aburrimiento puso el resto

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Ver una entrega de premios es como una caja de bombones, nunca sabes lo que te va a tocar. Lo mismo suceden tantas cosas divertidas que no paras de reir, como que resulta ser un tostón y a los cinco minutos ya estás pidiendo la hora. La de anoche fue una de esas que se clasificarían en la segunda opción. Aburrida, lenta y previsible, si por algo se recordará la 83a entrega de los Premios Oscars será por provocar más bostezos que emociones.

La retransmisión en España comenzó con el tradicional especial de Canal+ presentado por Ana García Siñeriz, que volvía a esto de los Oscars después de unos cuantos años de ausencia ocupados en otros menesteres televisivos.

Sin el pre-show de la NBC que tanto esperaba por los buenos momentos de alfombra roja que suele proporcionar, se nos pegó un salto directo de la ligera tertulia periodística de Siñeriz y compañia a la gala en el Kodak Theatre de Los Angeles.

Ver a James Franco y Anne Hathaway en acción era algo que ansiaba desde que se anunció el fichaje de ambos actores para presentar el evento. Una ansia que poco a poco fue convirtiéndose en decepción.

Todo y que el comienzo de la ceremonia no pintaba mal con el típico y divertido video de los dos actores/presentadores metidos en las películas nominadas a mejor film y parodiando diversas de sus escenas con Alec Baldwin y Morgan Freeman como ganchos de la broma, lo que vino después fue demasiado correcto y guionizado, con un Franco rematadamente soso, devorado por una Hathaway que hacía lo que podía para animar el espectáculo, mucho más suelta y risueña que su compañero (quizá fue cosa de los guionistas el poner toda la carne en el asador al apostar por ella sabiéndole sacar el potencial cómico que todos sabemos que lleva dentro). Un número musical protagonizado por la Princesa por sorpresa y una aparición del actor de 127 horas vestido de Marilyn Monroe, fue lo único que se salió del encorsetamiento somnoliento del show, con una floja realización que dio muy pocos planos de las stars en el patio de butacas.

Si una servidora aguantó sin dormirse fue gracias a las esperanzas dipositadas en la Hathaway, que se cambió de vestido ocho veces, y a la presencia de Nicole Kidman (muy guapa tras su etapa post-botox), Scarlett Johansson, Natalie Portman, que se llevó su merecido premio por un trabajo del que en El Rotoscopio somos fans absolutos, y Amy Adams, que nuevamente se fue de vacío. Todo el resto fue olvidable de principio a fin, e incluso saber qué película iba a alzarse vencedora era ya lo de menos.

Para el próximo año esperamos que la academia de cine de Hollywood no intente hacer experimentos extraños para atraer a públicos jóvenes y vuelva a apostar por el cómico de turno para conducir la gala, ese cómico capaz de improvisar y bromear con los presentes, sacarles los colores y arrencarles los aplausos. Debe ser por eso que cuando apareció Billy Crystal para presentar un premio todo el patio de butacas se puso en pie. Seguramente hubieran deseado que Billy no se marchara. ¡Yo también lo deseaba!
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2 comentarios:

Soyyoeldani dijo...

Buffff!!!

Pues vaya!! y a esas horas de la madrugada... imperdonable!!!!

Suerte de la POrtman!!!

Maxi! dijo...

Yo, ya lo sabes, aguanté como tu y estoy de acuerdo en lo que dices. No sólo pincharon los presentadores...lo de los numeros musicales fue un crimen.

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