Mi amiga (y co-bloguera) Virginia dice que si una película entretiene y divierte, no se le tiene que pedir más. El cine, en efecto, es entretenimiento, y esta afirmación viene a decir que hay cine que se considera arte y hay que juzgarlo como tal, pero no debemos olvidarnos que hay una serie de productos destinados a entretenernos y que no por ello hay que infravalorarlos. Yo estoy totalmente a favor con ella. El problema viene cuando una película “cultureta” y presuntamente artística resulta un bodrio. Entonces tenemos un problema.
Me incomoda hablar de “Déjame Entrar” de manera negativa, porque siempre había escuchado críticas positivas, y tengo que decir que la historia me pareció original e interesante, pero la película no tiene pulso. Lenta, con la mayoría de los personajes actuando fuera de ángulo, resulta fácil distraerte o, incluso, echar una cabezadita.
Para colmo está toda la gente que la considera un cuento… ¿en serio? Puede que la relación entre dos seres “marginados” como son un niño al que hacen Bulling en el colegio y su amiga, presuntamente vampira, conmueva a alguien, pero yo no soy ese.
Y es que, lo que más hay que criticar a una película es que sea tediosa, y a mi esta me lo ha parecido…
Y punto!
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