Cine a la fresca: Princesas

El cine español acostumbra a ir unido de prejuicios. Sobre su calidad, la originalidad de sus ideas y, sobretodo, la concesión de ayudas, que algunos juzgan como injustas, por parte del gobierno para favorecer el desarrollo de nuevos proyectos.

Al ver una película nacional siempre tienes esta sombra de los prejuicios detrás. La mayoría de las veces no nos gusta el cine español porque ya partimos de la base que va a ser malo. Y partiendo de esta opinión, no podemos esperar gran cosa…

Ayer debió de haber una conjunción de los astros, pero en el marco de la semana de la juventud de Vilanova del Camí (pueblo del que soy habitante) decidieron proyectar en la piscina municipal la película Princesas, de Fernando León de Aranoa. Hubo petardos, chillidos y crios histéricos que solo habían ido a bañarse a la piscina. Hubo celebraciones del pase a la final de España (¡ese fútbol!). Pero también hubo buen cine.

Princesas habla sobre esas mujeres que todos hemos visto alguna vez trabajando en la calle. Mujeres que son iguales que todas las demás, pero que por su trabajo hay gente que se ve con el derecho de humillar y menospreciar. Si os fijáis, y es un mensaje que transmite la película, cuando vemos a una prostituta, no vemos a una persona, vemos solo su trabajo. ¿Pero de que nos extrañamos? ¿Acaso cuando vemos a una camarera pensamos en lo difícil que lo debe de tener para pagar la hipoteca? ¿Sabemos realmente las funciones de un bibliotecario o solo vemos a alguien sentado detrás de una silla?...

La película tiene escenas muy duras, y golpes de humor muy bien encontrados. Ya desde el título se ve claramente que estamos ante una película que trata un tema peliagudo desde un punto de vista optimista, creo que demasiado, y en ciertos momentos encontramos clichés (hay exceso de recursos dramáticos y en otros puntos es demasiado preciosista y poética). Tengo un compañero de trabajo que precisamente apunta esta opinión: hay determinados tipos de cine [en su caso se refiere a Isabel Coixet] que son demasiado poéticos. Esta poesía hace que veas la película como algo totalmente ficticio, por lo que no te implicas con los personajes y no puedes sentirla. Con princesas pasa algo parecido, pero con una diferencia: El uso de la cámara, cercano en algunos momentos al documental, y la genial interpretación de las actrices, especialmente Candela Peña como Caye y María Ballesteros como Blanca, la reina de la Metadona, consiguen que en ciertos momentos te creas todo lo que te están explicando, aunque, como ya he dicho, sea expuesto desde un cliché.

Es, en definitiva, una buena película que disfrutarán aquellos seguidores de programas como Callejeros, y todos aquellos que quieran saber como seria Amelie si en vez de camarera fuese prostituta…

Por cierto: he leído en IMDB una cosa que a mi también me llamó la atención: ¿Porqué la guapísima Micaela Nevárez, coprotagonista de la película, hay momentos en que entre el vestuario y el maquillaje parece una travestí? Es que claro, uno está acostumbrado a las películas de Almodóvar y estas cosas confunden….

Disfruten del buen cine!