Hay películas que se fabrican desde su inicio para
arrasar en taquilla y ganar todos los premios posibles y un reciente ejemplo actualmente
en cartelera es ‘Los Miserables’.
Cuando Universal se planteó llevar a la gran pantalla uno de los grandes
musicales más vistos de la historia, con canciones hiperconocidas por el gran
público, lo tuvo claro: la cuestión era convertir el proyecto en un
megaproyecto de presupuesto desorbitado, poniendo al frente a un director de
prestigio y a un plantel de actores de esos que llenan salas con solo leer su
nombre en el cartel.
De este modo, confiaron la batuta en Tom Hooper,
director capaz de vendernos como obra maestra un film normalito como el ‘El
discurso del Rey’, y formaron un elenco de intérpretes de gran solvencia en el
musical como ya habían demostrado en alguna ocasión, encabezado por Hugh
Jackman, Russell Crowe, Anne Hathaway y Amanda Seyfried. ¡Con estos ingredientes, el éxito estaría asegurado!
Cuando este pasado mes de noviembre empezaron a
realizarse los primeros pases privados del film, todo fueron aplausos y
alabanzas a la obra de Hooper, pero poco a poco ha ido creciendo el número de
detractores que no han tenido la más mínima piedad a la hora de emitir su
crítica y calificar a la película como un horror. Estamos, pues, ante un film que no deja indiferente a nadie.
Personalmente, como suelo hacer desde hace ya algún
tiempo, me enfrenté a la película después de haber hecho un gran
esfuerzo por no leer ni una solo crítica y ni tan siquiera ver los diferentes clips
promocionales que fueron saliendo desde que empezara a rodarse en el
mes de marzo del año pasado. Así pues, mis únicas referencias han sido las nominaciones y premios que las diferentes asociaciones de
críticos estadounidenses han ido otorgando desde que arrancó la carrera hacia
los Oscar hace dos meses, donde he podido ir viendo como ni ‘el musical del año’ ni su director aparecían entre
los mejores del 2012, y solo Anne Hathaway es, de partida, la mejor posicionada
de cara a alzarse con una estatuilla dorada, habiendo sido la única integrante
del grupo en ganar algún galardón.
Una vez vista ya puedo emitir mi propio veredicto y este es, en primer lugar, que
‘Los Miserables’ de Tom Hooper no es una película musical al uso, sino una película
cantada con algunos números musicales propios del género en sí.
‘Los Miserables’ es un film que emociona, con una
escenografía imponente, un vestuario precioso y un trabajo técnico espectacular
(aunque el director abusa a ratos del primer plano y la cámara en mano). Sus
escenas con esos diálogos cantados traspasan la pantalla y se adentran en el
corazón del espectador hasta provocar la lagrimita (quien no la haya visto aún
debe saber que es mejor llevar pañuelos de más). Los actores están maravillosos e
incluso Russell Crowe, cuyo nombre no me encajó en un principio en este
proyecto, ejerce de digno malo malísimo inspector Javert con gran fuerza y
convicción.
Y es que los actores lo dan todo en este largometraje cuyo
mayor acierto es que cantan en directo, y donde destacan algunos nombres
como el de la joven Samantha Barks encarnando a una emotiva Éponine y cuyo
número ‘On my own’ pone la piel de gallina (ella misma encarna este mismo papel
en la obra teatral londinense y eso se nota en su actuación, pues es uno de los
mejores números). Hugh Jackman, quién ya cantó con Anne Hathaway en la 81 gala
de los Oscars demostrando que entre ellos había química, está soberbio como
sufridor Jean Valjean, mientras que la pareja formada por Helena Bonham Carter
y Sacha Baron Cohen aporta la parte más cómica del film, pero el resultado es
ciertamente tan caricaturesco que chirría entre tanto melodrama y ambos parecen estar
recién sacados de aquel ‘Sweeney Todd’ de Tim Barton que interpretaron en 2007.
Pero si algo en el apartado interpretativo hay que resaltar es el trabajo de Anne Hathaway.
La Hathaway, ¡oh, la Hathaway!, nos regala el momento
del film en mayúsculas, por encima de cualquier trama o escena final. Su recreación de Fantine es perfecta, sensible y sentida.
Su interpretación del ‘I Dreamed a Dream’ con esa fuerza y desgarro dramático rompe
el corazón y es en este instante donde lloraremos a placer. Su solo en primerísimo primer plano es lo más maravilloso de la película
y doy por seguro que, no solo le va a valer un Oscar merecidísimo, si no que
será también uno de los trabajos por el que siempre será
recordada y que la ha elevado desde ya a ‘grande de Hollywood’.
Quizá la trama romántica desarrollada en la tercera
parte del film entre Éponine, Cosette (Amanda Seyfried canta deliciosamente
bien y ya he dicho en alguna ocasión que por ella siento debilidad, pero está algo desaprovechada aquí) y Marius (Eddie Redmayne) sea a todas
luces la más aburrida de una película que dura 170 minutos y en algunas partes
centrales se hace un poco pesada.

En líneas generales, ‘Los Miserables’ es una película
más que correcta en su conjunto, pese a algunos ‘peros’ en su desarrollo que no
le pueden dar el calificativo de ‘musical definitivo’ y con un final en el que
el director patina un poco convirtiéndolo en un cierre un tanto difuso (no lo desvelaré para no adelantar datos a quien no
la haya visto y piense hacerlo). No obstante,
el brillante trabajo de los actores, los espectaculares números musicales, el
meritorio trabajo técnico y la gran puesta en escena de Tom Hooper, eleva el
nivel de la película y la convierte en una propuesta más que interesante para todo amante del musical y en especial, del séptimo arte.
Puntuación El Rotoscopio: 4’5/5