Bonita foto de familia... ¿quien estará para repetir a final de temporada?
La segunda temporada de The Walking Dead ha sido como una montaña rusa. Después de un inicio super potente en el que los protagonistas se ven inmersos en una avalancha de zombies en una autopista, que supone la desaparición de Sofía, la niña del grupo, vemos como todos acaban en una granja dónde encuentran a más supervivientes y planean el plan de búsqueda de la chiquilla.
Todo el resto de la temporada transcurre en esta granja, y se hace un poco aburridilla por la total ausencia de zombies y de interés por las “decisiones morales” que se toman a lo largo de los capítulos, aunque siempre acabamos encontrando puntos que levantan el nivel medio de la serie y la convierte en una imprescindible. En este caso estaría en el último capítulo antes de la pausa navideña y los dos últimos capítulos del final de la temporada. Podríamos decir que de los trece capítulos que forman la temporada la mitad son trepidantes y la otra mitad tediosos. Y es que aunque la vida en el campo es muy tranquila, se echan en falta las escenas de ciudad de la primera temporada.
Aunque en mi circulo privado he despotricado bastante de la serie, a día de hoy, después de ver el final de temporada y de maldecir a todo lo que se me ha ocurrido por dejarnos colgados hasta otoño, no puedo hacer más que recomendarosla.
MA-TO!
Próximamente os hablaré de la que para mi está siendo LA serie de la temporada: American Horror Story.
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