Al final he caído: Crepúsculo

En principio no me niego a ver Blockbusters, porque si una película es entretenida ¿porqué no verla?. Pero, como he dicho, eso es en principio. A la práctica hay una serie de lanzamientos para adolescentes que intento evitar, sobretodo los que generan un movimiento de masas irracional y que dejan a nuestra juventud sin un sentido crítico. A ver, yo he sido muy fan de muchas cosas, pero como en mi momento no existían las redes sociales y toda la pesca, pues ser fan se reducía más a un grupo de amigos, por lo que no se acaparaba toda la atención que consiguen los ídolos recientes. Y el problema es que ahora el ruido es tan grande que quieras o no acabas sabiendo de estas películas de las que antes no tendrías la más mínima noticia.

Podéis decir lo que queráis, pero este cartel tira pa'trás

La saga Crepúsculo la he tenido especialmente atravesada desde el principio por varias razones: en primer lugar, como bibliotecario, he tenido que ver a madres e hijas como desesperadas yendo detrás de esos libros, enfadándose cuando no llegaban a tiempo, cuando alguien se retrasaba... me han hecho sentirme fiscalizado, para acabar leyéndose la saga y dejar de leer por siempre jamás. Como amante del cine, he visto como los vampiros acaparan las portadas de revistas, la cartelera, las marquesinas de los autobuses... todo. Y eso da rabia. Pero al final, como ya me pasó con Avatar, he decidido empezar a ver la saga, y hoy os traigo mis opiniones al respecto de la primera entrega.

Cabe decir que, viendo la película, me llevé una ligera sorpresa: sí, es tontina, ñoña y todo lo que queráis, pero es entretenida y en ciertos momentos, hasta interesante. Digamos que hay como dos tramas: la interesante y la de amor. La parte interesante afecta a toda la vida del instituto, los vampiros (malos o buenos), como se resisten a sus tentaciones,... pero luego está toda la historia de amor (Bella – Edward en esta primera parte) que, además de ser demasiado pastelosa, está protagonizada por dos de los peores actores de su generación: ni Kristen Stewart ni Robert Pattinson consiguen interesarme por lo que les pasa (aunque si convencen a las quinceañeras, que lo han hecho, ya tiene mérito). En serio, su relación es inversemblante: cuando se conocen, los dos no paran de ponerse caras de vicio, ella porque está cachonda como una perra, el porque quiere matarla. Pero resulta que no es vicio, que es vergüenza. Raro. Y más adelante, cuando la Kristen se empieza a dar cuenta de que su nuevo amigo esconde algo raro (muy lumbrera ella) ni le sorprende ni le cohíbe que sea un vampiro. Total, ella seria capaz de morir por amor por él (debe de ser la morleja de la historia, morir por amor es el súmmum, cortémonos todos las venas mientras enviamos cartas de amor a los protagonistas de la historia...)

Bueno, pues a pesar de los pros y los contras, consideraría esta película notable si no pasara una cosa que rompe el ritmo totalmente: las escenitas de música y amor, miradas embelesadas, tirados en el campo o sobre un árbol, que son cansinas hasta decir basta. Supongo que las niñas de hoy en día, cuando se enamoran, viven en un mundo que siempre es así... pero es que es el mayor fallo que veo en una película que podría estar bastante bien.

Así que, de momento, apruebo la primera película, que es mucho más de lo que pensaba que haría hace una semana, y le reconozco una serie de méritos, que haberlos hailos. Dejemos para posteriores entregas su encumbramiento o su crucifixión.