Hace unos meses en mi trabajo todo el mundo leía un libro. Era un tocho considerable, pero con una portada muy acogedora presidida por una cesta de galletitas. Tanto y tan bien me hablaban de él, que acabé por leerlo. El libro se llamaba “Criadas y señoras”, y estaba escrito por Kathryn Stockett. Decir que me enganché entre sus páginas seria decir poco. En estos momentos casi podría decir que esta novela está entre mis lecturas preferidas, ya que explica de una manera muy amena la vida de las criadas negras en la zona de Missisipi, a cargo de las casas y los hijos de las señoras blancas, más ocupadas en eventos sociales y en segregar a estas extrañas a las que tienen trabajando en casa.
El libro de la discórdia: ¡delicioso!
Leyendo el libro enseguida le ves el potencial para hacer una (buena) película, así que imaginaros mi alegría cuando vi que en Hollywood ya se había puesto en marcha la maquinaria para hacerla, eligiendo como director a Tate Taylor. Poco a poco fui leyendo como en América estaba sorprendiendo por su calidad y por la interpretación de las actrices, como se convirtió en un éxito de taquilla e incluso como la primera dama Michelle Obama organizó una proyección en la Casa Blanca, ya que le encantó. Bien, pues el pasado viernes se estrenó, y allí que estaba yo, para dar mi opinión.
En primer lugar tengo que decir que la película es una versión muy digna del libro, si bien es cierto que se toma algunas licencias sobre aspectos concretos (nada más faltaba, porque la película dura dos horas y media, si no se hubiera tomado ninguna licencia estaríamos ante la nueva “Lo que el viento se llevó”).
La historia está construida alrededor de un reparto totalmente femenino (aquí los hombres son poco menos que consortes, si es que alcanzan a aparecer) que refuerza un guión muy solvente con unas interpretaciones magistrales. Por una parte encontramos al reparto afroamericano, encabezado por una soberbia Viola Davis, interpretando a Aibileen, una criada que lleva toda su vida criando niños, cuando ella misma ha perdido a su hijo en un accidente laboral en casa de un señor blanco. Su apoyo en la vida es su amiga Minny Jackson (la divertidísima Octavia Spencer, sin duda mi personaje preferido de la peli), una criada charlatana que no puede evitar irse de la lengua cuando no toca (o, peor aún, urdir algún plan maligno contra su señora). Ambos personajes están maltratados por la vida, pero deciden tomárselo con el mejor humor que pueden. Por otra parte tenemos a las señoras: Skeeter (Emma Stone) es la rara, la única que ni está casada, ni tiene hijos y quiere trabajar. Después de licenciarse en la universidad encuentra un trabajo redactando una columna de consejos domésticos, pero necesita la ayuda de Aibileen para redactarla, y poco a poco va surgiendo una confianza que acaba por traerle una idea a la cabeza: escribir un libro sobre las criadas negras en casa de las señoras blancas (aquí radica el nexo de unión entre los dos mundos). Aparte de Skeeter tenemos a Hilly Holbrook (Bryce Dallas Howard), haciendo de mala malísima líder del movimiento femenino, que básicamente es una caprichosa que trata a sus criadas fatal y obliga al resto de mujeres del pueblo a hacer lo propio. Y por último está la sexy (y por ello inadaptada) Celia Foote (interpretada por Jessica Chastain), una recién llegada que ante su soledad y el rechazo de todas las habitantes de la población encuentra refugio en la “amistad” de Minny Jackson, su nueva criada.
Minny siempre acechando...
Tanto en los términos de guión (el equilibrio entre el llanto y la risa es perfecto), como en los apartados técnicos y el elenco de actrices, todo en la película es disfrutable, por lo que espero que estemos ante un éxito también fuera de Estados Unidos (aunque supongo que el efecto Tintín puede afectarle).
Aprovechad este día de fiesta que nos queda para ir al cine!
1 comentario:
Justo ayer vi la película y me acordé de vosotros.
En verdad es una gran obra. Aunque es más cruda de lo que creía, me ha encantado :)
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