El fin de semana pasado, por fin, pude lanzarme “al cuello” de Scott Pilgrim Contra el Mundo, una peli a la que llevaba mucho tiempo siguiendole la pista, aunque nunca llegué a ver (y es que recientemente ha salido en DVD, y para la edición presuntamente patatera que nos presentan me parece un poco cara).
El protagonista de la peli es Scott Pilgrim (Michael Cera), un postadolescente que tiene una banda de rock (Los Sex Bob-Omb) y que sale con una colegia china. Aunque acaban de empezar su relación, y Scott no ha acabado de superar su anterior ruptura, se enamora locamente de una tipa con los pelos pintados de colores y que va en patines llamada Ramona. Sin darse ni cuenta, empieza a compaginar su relación con "La China" con el cortejo de Ramona, hasta que se ve metido en un embrollo de campeonato: para poder acceder a Ramona, antes tendrá que derrotar a sus siete malvados EX.
Si bien el argumento es original y parcialmente interesante, donde destaca la cinta es en la postproducción y los efectos digitales. La película rinde un claro homenaje a los videojuegos ochenteros, y ha conseguido unir todos estos homenajes con la historia de una manera vertiginosa. Sinceramente, es una de las películas que he visto últimamente en la que los efectos destacan tanto y tan bien. Y la estética videojueguil ochentera, aunque kisch, siempre es un acierto.
Con un apartado técnico vibrante, tal vez en exceso, y quizás por lo rocambolesco de la historia, al final ves como la cinta va cargando con la lastra de unos personajes exageradamente arquetípicos, de los que en ocasiones no entiendes qué pintan aquí, o que les motiva a luchar. Sí, todos son los ex de Ramona, pero tampoco estaría mal que entendiéramos porqué hay que derrotarlos para salir con ella (lo explican, que conste, pero no me convence).
Vamos, que la peli es una pasada visual, es bonita de ver y entretenida, aunque al guión se le podría echar otra ojeada (aunque si el cómic ya es así, pues ya está bien, ¿no?)
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