A priori, cuando uno piensa en un "documental cinematográfico" (si es que tal cosa existe) solemos asociarle como sinónimo el concepto de tostón de magnitudes épicas. Pero en El Rotoscopio, como somos tan eclécticos, nos propusimos ver el tan aclamado documental "Man on Wire", que narra como un funambulista francés se coló con un grupo de aliados en las torres gemelas al poco tiempo de construirlas para hacer un espectáculo en la cima, cruzando de lado a lado (para algo es funambulista, ¿no?).
Bien, pues sorprendentemente la película es ágil y consigue transmitirte el buen rollo y la energía del grupo que planifica esta aventura (todo el rato parece que están tramitando un robo). En la película, más allá de la historia, que también está bien, me fijé en la manera en como los personajes la explican, y de las ganas de vivir y de tener aventuras que transmite. Se podría decir que abofetea en la cara a toda la gente pasota y sin ambición, y te da ganas de tener aventuras. Y precisamente este buenrollismo me recordó a los anuncios de “Be Water, My Friend” o los de Aquarius, ya sabéis, aquellos que dicen que “El hombre es un ser extraordinario”.
Sin ser esta una película que entrarían en el olimpo de “Las Elegidas”, aquellas que son indispensables y hay que ver, es una película “inteligente” que podréis fardar de ver sin morir en el intento
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